Autoras: Elena DaVesa y Rebeca Gómez.
Editorial: Ediciones Martínez Roca.
Año: 2016.
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Existe, si señor, y existe desde la infancia, donde comienza como uno de los más crueles acosos, aceptado incluso por los profesores y por muchos padres. Meterse con el niño o niña gordo es algo habitual que todos hemos visto o padecido en el colegio; se supone que es gracioso, normal, total son niños... Pero quién lo padece arrastra ya toda su vida ese lastre, esa inseguridad, esa baja autoestima, incluso aunque se convierta en un adulto delgado. Para siempre serás el niño gordo. Y si de adulto sigues siendo gordo, es aún peor porque sigues sufriendo esos ataques de vez en cuando. Te dicen qué puedes o no ponerte, qué debes o no comer y tienes que callar, aguantar los insultos y sonreír, que si no lo haces además de gordo no eres simpático, o peor, eres un dejado y un vago que estás así porque te da la gana así que te aguantas si los demás te dicen cosas o si se permiten el lujo de opinar sobre tu cuerpo todo lo que quieran, aunque nadie se lo haya pedido y no sea, para nada, bienvenido, y eso es inconcebible...
Imagina que yo voy diciéndole a cualquiera que vea fumando o bebiendo alcohol o comiendo o comprando en el super comida basura, sin que nadie pida mi opinión, que vaya forma de estropear su salud, que estás haciendo apología de algo que estropea la salud, etc., y eso que, por ejemplo en el caso de los fumadores, si que afecta a otros directamente, pero no sé en qué puede afectar a otra persona el hecho de que alguien esté más o menos gordo y vista de determinada manera o lo comporta en redes sociales como para permitirse hablar de sus hábitos o de su salud acusándole, además, de hacer apología de la obesidad, como si el hecho de quererte a ti mismo y disfrutar de tu vida y de tu cuerpo no sea por ti y para otros como tú, cuya autoestima está por los suelos, para que vean que pueden ser felices y disfrutar, sino porque quieres que todo el mundo esté más gordo... Esta gente lo que busca en realidad es lo que se ha buscado siempre, que el gordo/a se esconda entre ropas anchas y que se avergüence de quién es, que adelgace para ser aceptado por la sociedad o, si no, siempre será un desagradable ser de segunda, lo que les convierte en alguien muy hipócrita y muy cruel, pero parece que hay mucha gente que no se da cuenta o no quiere, más bien, darse cuenta. Hay otros que directamente lo disfrutan, los abusones de colegio crecen y, cuando son adultos, siguen disfrutando con el sufrimiento ajeno.
Las autoras de este libro luchan contra eso, se atreven a decirte que puedes vestir como te dé la gana, que nadie puede cohibirte, que tienes derecho a ser tú. Para mi dedican demasiadas páginas a ropa y maquillaje, pero porque no va conmigo ese tema y no me gustó esa parte, por ejemplo lo de "las cejas perfectas", en fin, pues serán las que a mi me gusten sin más, lo de tener que entrar en ese canon ya me parece que va en contra de lo que promulgan, es la única pega que le pongo, que se paran en exceso en ese tipo de temas. Por lo demás un olé muy grande para estas dos valientes que se exponen ante todos, recibiendo mucho odio, pero también mucho amor, lo que espero compense los comentarios despectivos que han de soportar día tras día, al igual que todas las mujeres valientes que tienen cuentas de body positive donde exponen todo esto que tanta falta hace.
¡Gracias por leerme!
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