Apocalipsis Z 2. Los días oscuros.

Título: Apocalipsis Z, los días oscuros.

Autor: Manel Loureiro.

Editorial: Dolmen books, Debolsillo.

Año: 2010.

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Bibliografía Manel Loureiro.
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Valoración personal:

Comentarios: Segunda parte de esta genial trilogía de zombies que me tiene totalmente absorbida. En el anterior libro dejamos a los cuatro protagonistas (el abogado, del que aún no sabemos el nombre pero lo sospechamos, Viktor Pritchenko, Lucía y Sor Cecilia) metidos en un helicóptero rumbo a las islas Canarias donde ansían encontrar el paraíso soñado, un trocito de tierra sin no-muertos donde poder vivir de nuevo en paz. Pero sus sueños se ven truncados cuando, sobrevolando Lanzarote, observan que la ciudad está desolada, destruida y habitada por miles de infectados, como tantas otras que han visto durante su viaje. Desalentados, sin combustible y apenas armas con las que defenderse (es lo que tiene estar en un ataque zombie en España en lugar de en Estados Unidos, que nos escasean las armas y lo de entrar en las casa de los vecinos para hacerse con todo un arsenal no se estila...), se ven de nuevo atrapados en un infierno.

Esta segunda parte cambia de registro y nos da una historia no tan centrada en la supervivencia extrema del primer libro; nos muestra el otro lado del ser humano, las maldades y bondades de las que somos capaces sin ser zombies.

Me sorprende cómo en casi todas las historias de zombies, ya sean películas, series, libros o comics, termina saliendo el lado horrible del ser humano, matándonos entre nosotros y haciendo cosas espantosas y, lo peor, es que muchas veces no es sólo por sobrevivir sino por tener el poder, por recuperar el trocito minúsculo de mundo que se puede controlar y ser el más poderoso, el que lleva las riendas. Me sorprende que sea un denominador común en casi todas estas historias pero no me extraña, sería lo menos ficticio de una situación como la narrada aquí, lo más normal, por desgracia, es que nos desgarremos los unos a los otros aún sin estar infectados..., convirtiéndonos nosotros mismos en nuestros peores enemigos, mucho más peligrosos que los propios zombies.

¡Gracias por leerme!